dilluns, 19 de maig del 2014

Bon dia! Per a fer memòria


De l'Evangeli (Jn 15,21-26):
"El Paràclit, l'Esperit Sant que el Pare enviarà en nom meu, Ell serà el vostre mestre en tot"

El comentari d'avui no és meu, sinó del blog Mensaje a los amigos

El evangelio del Reino no es como un estanque de aguas retenidas.
El Evangelio del Reino es como un río que corre como una larga serpiente por valles y hondonadas.
El río es el mismo desde el comienzo hasta que desemboca en el mar, donde sus aguas se funden con las del mar.
Pero sus aguas son cada momento nuevas.
Mientras contemplas el río siente que todo forma una unidad.
Pero en cada instante las aguas que ves son distintas.
El río es la historia de las aguas que no se detienen y tampoco rompen su historia.

Esa es la realidad del Reino de Dios.
Esa es la realidad de la Iglesia.
La Iglesia es el cauce.
Las aguas son la acción del Espíritu Santo que crea vida en cada instante.

Esa es la misión que Jesús le asigna al Espíritu Santo que “el Padre enviará en su nombre”.
Recordarnos todo lo que Jesús nos ha dicho.
Enseñarnos lo que cada día tenemos que aprender.

Recordarnos el pasado, porque sin pasado no puede existir el hoy.
Recordarnos el pasado, porque es ahí donde hunde sus raíces el ser cristiano.
Sin Jesús no hay Iglesia.
Sin Jesús no hay vida hoy.
Sin su Palabra no hay mensaje para hoy.
Sin su Evangelio no hay Buena Noticia hoy.
Sin la vida de Jesús no tenemos camino hoy.
Sin la Muerte y Resurrección de Jesús no hay salvación hoy.

Y esta es la misión del Espíritu Santo.
Recordarnos todo ese pasado, haciéndolo contemporáneo hoy.
Recordarnos todo ese pasado, aconteciendo y sucediendo hoy.
Recordarnos todo ese pasado, haciéndose vida hoy.
El Espíritu Santo es la “memoria de la Iglesia”.
El Espíritu Santo es la “memoria de cada creyente”.
Sin el Espíritu Santo el Evangelio sería un libro de Biblioteca.
Sin el Espíritu Santo Jesús quedaría perdido entre los personajes de la historia.

Enseñárnoslo todo:
Enseñarnos haciéndonos comprender todo que significa el pasado de Jesús.
Enseñarnos todo lo nuevo que va brotando de ese pasado.
Porque el pasado de Jesús no es un embalse que retiene las aguas.
Porque el pasado de Jesús es también río que sigue corriendo hoy.
Porque el pasado de Jesús es también río que hace brotar árboles y naturaleza nueva.
Porque el pasado de Jesús no son solo aquellos enfermos que curaba, sino los enfermos de hoy que tienen que descubrir el sentido de su sufrimiento hoy.
Porque el pasado de Jesús no son solo las multitudes hambrientas a las que dio de comer, sino las actuales a las que es preciso alimentar.

La misión del Espíritu Santo es ser “memoria actulizante”.
La misión del Espíritu Santo es enseñarnos a hacer realidad hoy, lo que él vivió entonces.
La misión del Espíritu Santo es convertir la vida de Jesús en manantial y a la Iglesia en río.
La misión del Espíritu Santo recordar el pasado de una manera viva y no disecada.
La misión del Espíritu Santo es enseñarnos cómo hacer que el pasado pueda encarnarse en el presente.

Sin el Espíritu Santo la Iglesia terminaría siendo como esos campos secos por falta de lluvia y de riego.
Sin el Espíritu Santo la Iglesia sería repetidora del pasado, pero no creadora del presente.

Señor: “Envíanos tu Espíritu Santo, para que tú seas alguien vivo hoy, y nosotros sepamos hacerte vida en la historia de hoy”. “Ven, Espíritu Santo, Señor y dador de vida”

Clemente Sobrado C. P .

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