dilluns, 29 de juliol del 2013

divendres, 26 de juliol del 2013

Només Déu


De tant en tant, hauríem de fer l'exercici de relaxar-nos, baixar totes les guàrdies, desestimar activitats, oblidar tot el que sabem, pensem, opinem, volem...

i deixar-nos acaronar, gronxar i portar per l'amor de Déu.

Millor que totes les vacances, d'estiu i d'hivern!

dimarts, 23 de juliol del 2013

L'Església d'Anglaterra reclama sous dignes per als treballadors del Regne Unit

22 DE JULIO DE 2013, LONDRES

El Arzobispo de York ha denunciado el “escándalo nacional” que supone la crisis actual y criticó al gobierno por dar continuidad a la situación de desigualdad.

John Sentamu, Arzobispo de York.
El arzobispo de York y segundo en la jefatura de la Iglesia de Inglaterra (Comunión Anglicana), John Sentamu, realizó este domingo un llamamiento al gobierno, así como a empresarios y agentes sociales, para afrontar urgentemente el problema de los bajos salarios.

Sentamu considera los bajos salarios de millones de británicos como un “escándalo nacional” y criticó al gobierno de David Cameron, como también a los empresarios, por permitir que la situación prolifere.

Sentamu dijo que los sucesivos gobiernos, en los últimos años, han ofrecido “poco más que soluciones superficiales” a la crisis. En un artículo publicado en el dominical The Observer, el Arzobispo de York acusó a empresarios de olvidarse “del imperativo moral básico acerca de que los empleados deben ganar lo suficiente para poder vivir”.

Sentamu exhortó al sector empresarial, sindicalista y al gobierno a iniciar un “debate nacional” sobre los bajos salarios en Gran Bretaña.

El prelado forma parte de un grupo que pide elevar el salario mínimo, vital y móvil, a 8,55 libras esterlinas la hora (13 dólares) para los trabajadores de Londres, y 7,45 libras (11,37 dólares) para los trabajadores del resto del país.

CONTRA LA DESIGUALDAD
El arzobispo criticó además al gobierno por no hacer suficiente para impedir que empresarios y directores de compañías cobren enormes fortunas y primas, mientras sus empleados viven con sueldos magros.

“Estas son cuestiones que tenemos que resolver. El costo de vida está subiendo, pero los salarios no. En la carrera por ganar más, demasiadas compañías se han olvidado del principio moral básico de pagarle a sus empleados suficiente para que vivan con dignidad”", subrayó finalmente Sentamu.

DECLARACIÓN CONTRA LA POBREZA
El discurso contra la desigualdad y la pobreza forma parte también del ideario del nuevo Arzobispo de Canterbury, Justin Welby.

Según informó el semanal católico The Tablet, Welby estaría acordando con el papa Francisco una iniciativa común que vendría a sumar las fuerzas de la Comunión Anglicana y de la Iglesia Católico-romana en la lucha contra la pobreza.

La iniciativa surgió en el transcurso del encuentro entre el papa Francisco y el Arzobispo. Welby, en junio pasado en el Vaticano, y pondría el acento en el modo en que la Iglesia de Inglaterra (Comunión Anglicana) y la Iglesia Católico-romana pueden trabajar conjuntamente para ayudar a las personas que padecen la pobreza. Se trataría, igualmente, de actuar conjuntamente cuando haya que interpelar a los gobiernos y a los responsables internacionales a tomar medidas que combatan la desigualdad.

Fuentes: ANSA
Edición: Gabinete de Comunicación Iglesia Anglicana de España (IERE)

dilluns, 15 de juliol del 2013

Proïsme "sense papers"

PRÓJIMO “SIN PAPELES”
PAZ LÓPEZ SANTOS, MADRID.

ECLESALIA, 12/07/13.- Leyendo sobre el anteproyecto de reforma del Código Penal que el Gobierno ya ha remitido al Congreso, me surgió la necesidad urgente de adentrarme en la lectura pausada y meditativa de Lucas 10,25-37, texto evangélico popularmente conocido como “el del buen samaritano”.

Después de recolectar palabra por palabra, como quien delicadamente recoge cerezas; rumiarlas desde el corazón para que la digestión fuera fructífera, y con la imaginación que Dios me ha dado que para algo habrá de servir si a alguien le sirve, la conversación de Jesús y el maestro de la Ley quedó así:

En este tiempo, y en este caso, se presentó un ministro de Justicia y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba:”Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?” Él le dijo: ¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella? Él contesto: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo”. Él le dijo: “Bien dicho. Haz esto y tendrás vida”. No dice nada de vida eterna, de momento tendrá vida, la de todos los días. Tengo la impresión de que, con el buen conocimiento que tenía Jesús de estos personajes, imaginó que habría más preguntas.

“¿Y quién es mi prójimo?”. Y Jesús, que la estaba esperando, y que conocía la sutileza políticamente correcta con la que se mueven los que ostentan algún tipo de poder cuando quieren justificarse, le dijo: “Un hombre, había llegado en patera del norte de África a Algeciras, había caído en manos de unos bandidos, que les dejaron a la deriva en una patera, después de hacerse con el dinero por la travesía, que superaba el importe en un billete en clase Business de cualquier compañía aérea. Estaba tirado en la playa, mojado, aterido, deshidratado y malherido en el alma tras ver como compañeros de travesía perdieron la vida y fueron arrojados al mar.

Por casualidad, un sacerdote atravesaba la playa a primera hora de la mañana, dando un paseo y rezando Laudes, al tiempo que daba gracias a Dios por tanto regalo de la naturaleza, y, al verlo, se acercó con precaución y agachándose le preguntó: “¿Me podría enseñar documentación que acredite su estancia en esta playa del territorio español?”. Al no recibir respuesta, se dio media vuelta y dejó zanjado el asunto con la convicción de que había hecho lo que marca la ley y marchó a su parroquia a buen paso para celebrar la misa de la mañana.

Al rato pasó por allí un laico haciendo footing, se paró delante del hombre y le preguntó: “¿Tienes “papeles”?”. Como no recibió respuesta entendió que no debía meterse en problemas, según están las cosas, y siguió a buen paso su marcha.

Poco después llegó al sitio un tipo considerado un tanto asocial, que no cumplía los cánones de la “buena gente”, no era creyente en nada establecido. Iba de camino al trabajo, que aún tenía y no sabía hasta cuando; y llegó a donde estaba el hombre malherido, al verlo le dio lástima, se le acercó, le cubrió con su propio jersey ya que notaba como temblaba de frío; le dio a beber el agua de la botella que llevaba e intento comunicarse con él en español, como no le entendía, le preguntó en inglés y tampoco; recordó algunas palabras en francés que vinieron a su cabeza aprendidas en el colegio y, en ese momento, la amplia sonrisa en la cara morena de aquel hombre sin fuerzas le iluminó más que el magnífico sol que estaba ascendiendo.

Le subió al coche, paró delante de una cafetería que estaba abierta a esa hora y pidió un buen desayuno con café caliente, zumo de naranja y tortilla de patatas recién salida de la cocina. Luego le llevó a un centro médico de urgencias para que valoraran cual era su estado físico y por último, se dirigió a casa del Padre Pateras para ver si tenía un hueco para aquel hombre. Allí le dejó en buena compañía. Y dijo que a la salida del trabajo volvería para ver qué más podía hacer.

“¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del que llegó en patera desde el norte de África?”. El ministro de Justicia contestó. “El que practicó la misericordia con él”. Y Jesús le dijo: “Anda, haz tú lo mismo”.

Marchó, el ministro, cabizbajo y pensativo; y quedó Jesús preocupado por lo que podría generar el ambiguo artículo 318 bis del anteproyecto de reforma del Código Penal si se llegaba a aprobar que dice: “Los hechos no serán punibles cuando el objetivo perseguido por el autor fuera únicamente prestar, de forma ocasional, ayuda humanitaria a la persona de que se trate”. Él sabe que las personas buenas y solidarias no actúan de “forma ocasional” sino que se comprometen de las formas más diversas para hacer frente a todo tipo de “justicia injusta”.

Jesús sabe que quien se acerca a las “periferias del mundo” (como bien dice Francisco, su actual representante en la Iglesia) está retando a los poderes del mundo. 

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

dimecres, 10 de juliol del 2013

El que Jesús no podia dir

Lo que Jesús no podía decir
Alfonso Ranchal, http://www.lupaprotestante.com

Dejando de lado tonterías y sandeces como la teología de la prosperidad o la guerra espiritual territorial, la visión que nos dan de Jesús los evangelios, en ocasiones corta la respiración.

Más allá de majaderías milagreras de determinados movimientos evangélicos, Jesús aparece con frecuencia enormemente cargado por la realidad que le rodeaba. Con esto no estoy diciendo que su figura se presente en las Escrituras como deprimida y deprimente, sino sencillamente que el Hijo del Hombre fue tan hombre que todo lo humano le calaba hasta los huesos.

Por ello, aún cuando realizaba milagros, sanaba enfermos o multiplicaba la comida, el sufrimiento, el dolor y la angustia de cada persona con la que entraba en contacto eran absorbidos por el Galileo de tal forma que sus hombros tenían que soportar una creciente presión moral, espiritual y psicológica.

Las escenas de gran tensión se suceden en los relatos evangélicos. Así, tan pronto lo encontramos expulsando a los comerciantes del templo como llorando ante la muerte de su amigo Lázaro, sin olvidar, por supuesto, su profunda tristeza en Getsemaní. Unidas a todas estas escenas encontramos otras en donde el Maestro habla de Buenas Nuevas, de las Buenas Noticias de Dios para toda persona. Hablaba de esperanza, de un consuelo futuro para los que lloran, de una existencia de paz para los pacíficos, de una vida rebosante para los sedientos. Por ello, en este delicado equilibrio entre la irrupción del Reino, del ya pero todavía no, me doy cuenta de que el Galileo escondía algo que no podía mostrar, que no podía revelar, pero que fue uno de los grandes contrapesos para que su psicología humana no se quebrara, para que pudiera ir hasta el final aceptando acabar clavado en una cruz.

No es que no quisiera dar a conocer esto de forma personal que, como digo, sin duda fue esencial para sostenerlo en sus momentos más bajos. Es que no podía; y no podía por su extrema sensibilidad, por su compasión hacia la situación terrible de las personas.

Al Nazareno jamás lo escuchamos diciéndole a un doliente algo tan condenable como “ten esperanza, Dios todo lo puede” y acto seguido darle una palmadita en la espalda. Este tipo de actuación, de palabras tan huecas y mal pensadas nunca pasaron por la garganta del Maestro.

Con cuánta frecuencia, en claro contraste, escuchamos palabras tan simplonas y peligrosas como que todo lo que le ocurre al creyente tiene un propósito, o que siempre hay algo bueno en cualquier situación, o que si estamos en el lado de Dios nadie nos puede quitar el gozo.

El Galileo se cruzó con padres que habían perdido hijos, con endemoniados, con paralíticos, con míseros pobres, con enfermos, con despreciados y con toda clase de situaciones extremas, y jamás salieron de sus labios las palabras antes escritas.

Sin embargo ésas son palabras, frases hechas, que han pasado a formar parte tanto de creyentes como de responsables de iglesia y que han convertido a todos ellos, cuando las usan, en falsos consoladores.

Jesús sí que consolaba, pero lo hacía desde la vulnerabilidad, desde el dejarse traspasar por el dolor ajeno haciéndolo propio. Y desde esa situación comprendió tan profundamente al prójimo. Ya no eran sus propias presiones, a todos los niveles, las únicas que tenía que sobrellevar, sino también la de los otros.

Por eso, siempre tuvo las palabras correctas, la actitud correcta, las formas correctas. Dicho de otra manera, siempre tuvo las palabras que sanaban, la actitud que sanaba y las formas que sanaban.

La persona que se acercaba el Maestro se sabía comprendida, daba igual quién estuviera frente a él, el principal de una sinagoga o una prostituta. El hombre o mujer que lo buscaba llegaba a sentirse único, amado.

Pero, como decía en la primera parte de este escrito, guardaba algo que no podía decir en el tú a tú, que le era imposible explicar en detalle, compartir con estas personas. A este algo se lo conoce como Alegría.

No se trataba de alegría por la situación penosa de tal o cual persona, tampoco por la suya propia por tener que colgar sobre un madero por el mal del ser humano. Se trataba de la alegría de saber que todo aquello era temporal, que se trataba de un corto espacio de tiempo en la eternidad de Dios, si así se me permite decir.

Su profundo respeto por la situación ajena, por el dolor del otro le hacía estar al lado de, pero no se atrevía a decir un “paciencia, ya verás como en la otra vida ya no sufridas”.

Cuando alguien tiene el corazón roto, hablarle de paciencia y de fe es lo mismo que escupirle a la cara. Jesús sabía llorar con el que llora. Sin embargo conocía que esto era así, que en la casa de su Padre el llanto era algo desconocido. Sabía que aquel grupo de leprosos que veía a la distancia, que vivían en la pobreza y la desesperación, era sólo una realidad del corto prólogo de una historia de alegría eterna.

Junto a sus lágrimas estaba este secreto de profunda alegría, que experimentaba desde su interior en un baile de emociones enfrentadas y que llenaban su alma. Sí, su mensaje ya hablaba de esto, del consuelo, del gozo, de la paz, pero sabía dónde y cuándo darlo.

El Galileo experimentaba este gozo en medio de un mundo devastado por una guerra moral, espiritual. Lo experimentaba porque no tenía duda de que la última palabra la tenía Dios, su Padre, y esta no era otra que alegría, la alegría brotando del pecho de sus hijos por toda la eternidad.

La historia de Jesús es la historia de Dios llorando con el ser humano, pero también la promesa de que la próxima vez se tratará de la historia de Dios riendo con ellos.

Felices los que están tristes, porque Dios mismo los consolará.

Felices los misericordiosos, porque Dios tendrá misericordia de ellos.

Felices los que trabajan a favor de la paz, porque Dios los llamará hijos suyos.

Jesús.

dimarts, 2 de juliol del 2013

Vacances

Durant els mesos de juliol i agost -i potser fins al 15 de setembre-, la meva presència a les xarxes socials serà només puntual.