dimarts, 25 de setembre del 2012

“Las hermanas del Sinaí”, de Janet Soskice


Agnes y Margaret Smith, dos gemelas escocesas del siglo XIX, viajaron al monasterio de St. Catalina en el desierto del Sinaí e hicieron un descubrimiento para cortar la respiración: encontraron el manuscrito más antiguo de los Evangelios.

Nacieron en 1843 en Escocia, donde crecieron con un padre viudo y adinerado que “educó a sus hijas más o menos como si fueran chicos”. Les prometió que las llevaría a todos los países que quisieran siempre que aprendieran sus lenguas, pacto que las hizo políglotas y grandes viajeras: siendo aún jóvenes dominaban francés, alemán, español e italiano. Como devotas presbiterianas, las gemelas tuvieron toda su vida un gran interés por los estudios bíblicos y por las lenguas de la Biblia, lo que les llevó a estudiar hebreo, griego antiguo y moderno, árabe y sirio antiguo. Su deseo de conocer la tierra de Abraham y Moisés las impulso en su primera aventura a Egipto a la que seguirían otras. Agnes se casó con Samuel Savage Lewis, librero responsable de los manuscritos del Corpus Christi College en Cambridge y hombre erudito y enérgico, cuyo círculo progresista y académico cambiaría la vida de las hermanas.

Tras la pronta muerte del marido, y en parte como antídoto al dolor por su pérdida, las hermanas decidieron cumplir un profundo deseo: visitar el Monasterio de Sta. Catalina en el desierto egipcio, cerca del Monte Sinai. En enero de 1892 llegaron a El Cairo equipadas con toda la parafernalia para las expediciones y diversas cartas de presentación, y lo que es más importante, con un sofisticado equipo fotográfico. Su misión: encontrar manuscritos de interés en la legendaria biblioteca de Sta. Catalina. La última parte del siglo XIX, tal y como indica Soskice, la búsqueda de manuscritos más antiguos y mejores había llevado a los estudiosos a los rincones más recónditos del planeta. De hecho, la biblioteca del Sta. Catalina ya había sido estudiada, por allí había pasado en 1859 el alemán Constantin von Tisherdorf, que se ha había “llevado prestado” parte del Codex Sinaiticus de mediados del S. IV, uno de los manuscritos más antiguos y más completos de la Biblia que se hayan encontrado nunca.

El viaje de Agnes y Margaret no fue en vano, viajaron durante nueves días en camello por el desierto, pero en cuanto empezaron a analizar algunos manuscritos sobre santas escritos en sirio, se dieron cuenta de que estaban escritas sobre otro documento en el que se podían leer las palabras “de Mateo”, ”de Lucas”, se dieron cuenta de que se trataba de un palimpsesto de los Evangelios. Escritos en sirio, una dialecto del arameo que hablaba Jesús, el Lewis Codex, como se lo denomina desde entonces, resultó ser de finales del s. IV pero la traducción que preservaban era incluso anterior, de finales del s. II, muy cercano a las fuentes del Cristianismo primitivo. Entre otros descubrimientos, el libro de Marcos no incluía los versos finales que describen la Resurrección de Cristo.

Extractado y traducido del New York Times. Título original: "THE SISTERS OF SINAI How Two Lady Adventurers Discovered the Hidden Gospels" By Janet Soskice

Via Eukleria

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