dissabte, 8 de setembre del 2012

Guariment del sordmut. Una paraula per a tots



Fragment del comentari de Xabier Pikaza a l'evangeli d'aquest diumenge. Si desitgeu llegir-lo sencer, cliqueu aquí.

7, 33-35. Milagro. Abrir los oídos, soltar la boca.
33 y separándolo de la gente y, a solas con él, le metió los dedos en los oídos y escupiendo tocó la lengua con saliva. 34 Luego, levantando los ojos al cielo, suspiró y le dijo: Effatha (que significa: ábrete).35 Y al momento se le abrieron sus oídos, se le soltó la traba de la lengua y comenzó a hablar correctamente.
Este “milagro” de curación se encuentra estratégicamente situado, al final del primer desarrollo de los panes. Para que este enfermo entienda y diga el evangelio (es decir, la buena noticia de la salvación) ha de haber alguien que le abra los oídos y le suelte la lengua. Jesús lo hace, siguiendo probablemente un ritual de catequesis e iniciación sacramental, en la que se refleja la práctica cristiana de la iglesia de Marcos. Para ello, toma al enfermo en privado, separándolo de la muchedumbre (7, 33), a fin de mantener un contacto directo con él y realizar un signo sacramental, que puede interpretarse de un modo mágico (si sólo nos fijamos en el gesto externo) o como simbolización ritual, dirigida al desarrollo personal del “enfermo” (o, quizá mejor, del catecúmeno, por emplear una palabra posterior de la Iglesia).
Marcos supone que este enfermo, aunque tiene amigos que le llevan al lugar donde está Jesús, no ha recibido todavía una atención personal. Pues bien, Jesús se la ofrece, por primera vez, respondiendo al deseo de aquellos que le han traído: se acerca, le toma consigo y le trata como hermano/amigo, iniciando una terapia de cercanía y conversación simbólica, en una línea de humanidad básica (¡que pueda oír, que pueda hablar!), no de catequesis expresa, pues Jesús no le enseña ni impone ninguna doctrina en concreto. Esta terapia consta de tres momentos:
-Tocar. Jesús empieza metiendo sus dedos en los oídos del enfermo (7, 33b), en gesto que dramatiza una experiencia personal de limpieza auditiva y de liberación, como diciéndole al sordo que no tema las voces que llegan, que no rechace la palabra que viene, que no encierre su vida en el miedo de un silencio amargado, de una norma ya fijada. Hay una sociedad hecha de mentiras y ocultamientos, propia de una sociedad donde sólo algunos pueden escuchar y saber de esa manera lo que pasa, mientras otros, todos los restantes, se encuentran condenados al silencio o al ocultamiento, recibiendo solamente aquello que el sistema les impone. Evidentemente, el sordomudo es miembro de esa sociedad enferma, sin acceso a la palabra.

Pues bien, Jesús abre con el dedo sus oídos, para que pueda escuchar la palabra, realizando así un gesto de transformación integral de la persona (judía o pagana, da lo mismo), que se vuelve así capaz de escuchar y acoger la palabra de Dios (el mensaje mesiánico). Ante el tema de la sordera y tartamudez no hay distinción de judíos y paganos.

-Ungir. Jesús no le aplica ningún remedio exterior (ningún tipo de aceite o medicina), sino que le toca (le unge) mojando con su propia saliva saliva humana la lengua del enfermo (7, 33c). Parece que escupe en la mano, para después mojar la punta del dedo y ungir así, con su dedo ensalivado, la lengua impedida del mudo, que es incapaz de comunicarse con los otros. La saliva es el signo íntimo de la fuerza personal del ser humano, de la presencia que cura, del beso que une y vincula a los amantes.

Los comentarios de Marcos han puesto de relieve el poder curativo que la medicina antigua atribuía a la saliva. Es evidente que Jesús puede compartir y comparte esa visión cultural. Pero el gesto de Jesús tiene un sentido peculiar, ligado a su mensaje y a su proyecto de Reino: al ungir con su saliva la lengua del sordo/tartamudo, Jesús está queriendo transmitirle su propia, haciéndole consciente del poder que él mismo tiene para comunicarse con los demás. De esa forma le ofrece su más hondo mensaje: que no tenga miedo, que escuche y confíe en los otros (5) .

-Orar. Finalmente, Jesús mira hacia el Cielo, suspira y dice ¡Ephatha! (que significa: ¡Qué se abra!) (7, 34). La tradición ha conservado esa palabra aramea, que significa abrirse (de patah). Jesús pide, evidentemente, que se abra el Cielo (esto es, Dios), para que actúe sobre el enfermo, y para que se abran (como el mismo texto indica luego: 7, 35) sus oídos y lengua cerrada.

Los dos gestos anteriores, de tipo más sacramental externo (tocar el oído, ungir la boca con salida son visualizaciones sanadoras) se condensa y culminan en este ruego de Jesús que actúa en realidad como creador de vida (en la línea de Gen 1), haciendo así posible que el enfermo pueda oír y hablar, diciéndole: ¡Ephatha! (ábrase). Esta palabra de Jesus retoma el motivo básico del “mandato” de la creación de Dios que, según Gen 1, decía: ¡hágase! .
Mirado externamente, este gesto puede parecernos magia, como he señalado ya, pero en el fondo puede y debe interpretarse como un ritual de comunicación, un signo de despliegue personal. El enfermo es la expresión de una humanidad que no ha tenido acceso a la palabra: las leyes del judaísmo le han impedido entender y hablar, haciéndole puro espectador en un sistema donde otros piensan y deciden en su nombre, sin dejarle escuchar la voz de Dios, sino manteniéndole encerrado en sí mismo. Pero Jesús (profeta de los panes compartidos) abre sus oídos para que escucha la Palabra y su lengua para que la proclame.
Este milagro forma parte del ciclo de los panes compartidos, es decir, de la comunicación integral. Los escribas judíos impartían su enseñanza en largas sesiones elitistas que a la postre dejaban a este pobre sin "palabra". Jesús le cura para que pueda tener acceso a la Palabra y para que pueda vivir en diálogo fecundo con los otros (compartiendo con ellos la vida). Siendo lugar donde se comunican los panes, la comunidad de Jesús aparece al mismo tiempo como espacio donde los humanos pueden acceder a la palabra, superando la fosa que separa no sólo a judíos y gentiles, sino también a unos hombres que quieren hacerse dueños de la palabra y a otros que no pueden acceder a ella .

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada