Las monjas católicas no son las tradicionalistas mojigatas de las caricaturas. No, ¡las monjas pueden hacer temblar los cimientos! Ya fuera sacando doctorados o trabajando como cirujanas, ellas fueron las primeras feministas, mucho antes de que estuviera de moda que las mujeres trabajaran. Fueron las primeras mujeres C.E.O. como administradoras de hospitales, escuelas y burocracias complicadas,
Están también entre la gente más valiente, tenaz y admirable del mundo. En mis viajes he visto heroicas monjas desafiar cabecillas militares, rufianes y bandidos. Incluso cuando los obispos han desgraciado la iglesia ocultando la violación de niños, las monjas la han redimido con su trabajo humilde en beneficio de los más necesitados.
De modo, Papa Benedicto, que todo lo que le puedo decir es: Usted está loco si se mete con las monjas.
El Vaticano ha lanzado una hiriente reprimenda a las monjas estadounidenses este mes y ha encargado a un obispo supervisar una recomposición de la organización que representa al 80 por ciento de ellas. De hecho, el Vaticano acusó a las monjas de preocuparse demasiado de los pobres y no lo suficiente del aborto y del matrimonio gay.
¿De qué Biblia están hablando? Jesús en los Evangelios repetidamente habla de pobreza y justicia social, pero nunca menciona ni el aborto ni la homosexualidad. Si se mira a quién ha emulado más estrictamente la vida de Jesús, el Papa Bendicto o la monja promedio, sin dudar un momento son las monjas.
Desde la enérgica intervención papal contra las monjas, éstas han recibido un apoyo desbordante. “En todo el país las monjas fueron buscadas por los católicos en las liturgias dominicales con una
pregunta muy simple: ‘¿Cómo podemos ayudar?’ “ reportó The National Catholic Reporter. También cita una parroquia donde una declaración de apoyo a las monjas desde el púlpito suscitó un gran aplauso, y otra donde se oyeron gritos como: “¡Adelante, muchachas!”
Hay en camino por lo menos cuatro iniciativas para solicitar apoyo a las monjas. Una en Change.org ha recogido ya 15,000 firmas. El título de esta columna está tomado de un ensayo de Mary E. Hunt, una teóloga católica que está desarrollando una propuesta para que los católicos cambien sus
contribuciones de las parroquias locales a las monjas.
“¿Cómo se atreven a ir contra 57,000 mujeres dedicadas, con una edad promedio arriba de los 70 y que trabajan sin descanso por un mundo más justo?” escribió Hunt. “Cómo se atreven los mismos hombres que presiden en una iglesia caída en profunda desgracia debido a la conducta sexual errada y ocultamiento por los obispos, a distraer de sus propios problemas creando otro nuevo para las religiosas mujeres?”
Sor Juana Chittister, una prominente monja benedictina, dijo que al principio se preocupó de que las monjas dedicaran tanto tiempo a los pobres que no iban a encontrar aliados. Añadió que el flujo de apoyo la ha dejado sin respirar.
“Es sorprendentemente maravilloso,” dijo. “Vemos generaciones de laicos que saben dónde están las hermanas –en las calles, en las cocinas soperas, dondequiera que hay dolor. Están con los moribundos, con los enfermos, y la gente lo sabe.”
Sor Juana me habló de un ghetto en Erie, en Pennsylvannia, donde su orden de 120 monjas maneja una cocina sopera, una enorme despensa con comida y uno de los más grandes programas educativos para los desempleados en el estado.
Yo tengo mi debilidad por las monjas porque he visto de primera mano que ellas sacrifican su ego, su seguridad y su comodidad para servir a los más necesitados de la tierra. ¿Se acuerdan de “Koni 2012”, el video en Internet a principios de este año, sobre un cabecilla militar africano llamado Joseph Koni? Una de las pocas heroínas en la larga caída de Kony era una hermana Comboni, Sor Rachele Fassera.
En 1996, el ejército de Kony atacó una escuela de niñas en Uganda y raptó a 139 alumnas. Sor Rachele caminó a través de la selva persiguiendo a los raptores –entre los más temibles hombres que
uno pueda imaginar, notorios porque violan y torturan hasta la muerte a sus víctimas.
Eventualmente, ella alcanzó a los 200 pistoleros y les exigió que soltaran a las niñas. De alguna forma, intimidó al cabecilla a cargo hasta que soltara a la gran mayoría de las niñas.
Apuesto a que las monjas van a ganar también ahora. Después de todo, las hermanas son muy santitas, pero son muy astutas. Elías Chacour, el prominete arzobispo palestino de la Iglesia Católica Griega Melkita, cuenta en una memoria que en una ocasión preguntó en un convento si le podían proveer con dos monjas para una proyecto de alfabetización comunitaria.
La madre superiora le dijo que tendría que comprobar con su obispo. “El obispo fue muy claro en su rechazo para permitir dos monjas,” le dijo la madre superiora más tarde. “No lo puedo desobedecer en eso.” Pero añadió: “¡le voy a mandar tres monjas!”
Las monjas han triunfado antes sobre una jerarquía equivocada. En el siglo XIX la Iglesia Católica excomulgó a una monja australiana llamada Mary MacKillp después que su orden puso en evidencia a
un cura pedófilo. Sor Mary fue invitada eventualmente de vuelta a la iglesia y llegó a ser muy renombrada por su trabajo con los pobres. En 2010, el Papa Benedicto la canonizó como a la primera santa australiana.
“Dejémosnos guiar” por las enseñanzas de Sor Mary, declaró entonces el Papa.
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